Religión 11°

Favor realizar los envíos de sus actividades al correo: 

d.ine.milton.bermudez@cali.edu.co


Religión 

Blog de apoyo pedagógico de religión, para el periodo  de cuarentena (año lectivo 2020)
Docente responsable: Milton César Bermúdez Obando


Segundo periodo.

Debes leer el texto que aparece a continuación y posteriormente resolver los problemas que se te presentan. 

Si es necesario consultar otras fuentes para ampliar tu horizonte frente a los problemas que se te formulan, puedes escoger cualquier fuente confiable. 

ACTIVIDAD 3

FECHA DE ENTREGA: 17 DE NOVIEMBRE 

Perdón y reconciliación: una perspectiva psicosocial desde la noviolencia Por Juan David Villa Gómez 



Tomado de :https://n9.cl/xmyb1

  Tomado de:https://n9.cl/xmyb1



La discusión en torno al perdón y la reconciliación en contextos de violencia política tiene una enorme complejidad, puesto que pasa por múltiples sensibilidades y lógicas que, en muchos casos, son contrapuestas, contradictorias y no compatibles. Y, sin embargo, todas ellas se deberían tener en cuenta: la lógica religiosa que profesa el pueblo colombiano y latinoamericano, que desde esta  óptica se concibe como una fuerza importante a la hora de marcar las actuaciones y decisiones de las personas, víctimas. directas, ciudadanos/as afectados, etc. De otro lado, lógicas políticas de impunidad que no asumen la responsabilidad, que se solapan detrás del discurso religioso, haciendo soportar el peso de la paz y la reconciliación sobre los afectados. La dinámica psicológica que se establece en una persona que encuentra en el odio sentidos existenciales que, a su vez, le pueden ir consumiendo en su salud física y mental. Los sentimientos innegables de rabia, dolor, tristeza, deseo de venganza y resentimiento que experimentan quienes han sido humillados, violados en su dignidad, victimizados una y varias veces, que tienen una clara dimensión psicosocial. Y finalmente, la apuesta pragmática de una paz que no implique mayores costos sociales y económicos y que apunta hacia un futuro, intentando borrar un pasado que no se puede borrar; puesto que sus marcas habitan los cuerpos, los psiquismos y todo el campo de las relaciones sociales. 

Cuando se habla de perdón, en lógica de noviolencia, siguiendo la tradición de Gandhi y Martín Luther King, nos referimos, en primer lugar, a un sentimiento complejo que es capaz de sobreponerse a emociones de odio, ira y deseo de venganza que se suscitan o son promovidas en medio de conflictos atravesados por violencia; lo que implica además una decisión donde se opta por reconocer la humanidad del agresor, su dignidad. Todo esto desde un lugar de fortaleza subjetiva y dignidad del ofendido, que lleva a una tramitación noviolenta de ese conflicto, a la superación del mismo y a la construcción de una paz, que sin renunciar a formas de verdad, justicia y reparación, puedan llevar a una transición hacia la reconciliación. Esta mirada puede iluminar el diseño y la planeación de la acción noviolenta que apunta a la reivindicación de derechos, la construcción de la paz o en la búsqueda de transformaciones sociales y subjetivas, desarrolladas en la actuación psicológica en contextos psicoterapéuticos con víctimas de violencia política o en procesos de acompañamiento psicosocial, como también desde una perspectiva del acompañamiento pastoral para las iglesias. Por lo tanto, haré un acercamiento, con respeto, pero también, con el rigor que me exigen 18 años de trabajo y experiencia con víctimas de violencia política y del conflicto armado en Colombia. 

El texto se divide en tres partes: en la primera, comienza con una consideración, analizando, desde una mirada psicosocial, procesos de mantenimiento del conflicto durante largos períodos de tiempo que han sido articulados con dispositivos emocionales, creencias psicosociales y narrativas de memoria que han posibilitado la construcción de subjetividades individuales, sociales y políticas que encarnan en su propia construcción acciones y opciones por la violencia, el conflicto armado y la guerra. Los Estados, los grupos armados, los intereses políticos articulan discursos, narrativas y emociones que se constituyen en vehículo psicosocial para el mantenimiento de la violencia. En Colombia este tipo de discursos se han vinculado históricamente y se han concretado en grupos políticos que se han opuesto sistemáticamente, de manera obtusa, pertinaz y calculada, a los diversos procesos de paz con las insurgencias armadas que se han adelantado en el país. Estos escenarios impiden explícitamente el éxito de dichos procesos y coartan la construcción de reconciliación y la emergencia del perdón como alternativa creativa, desde la no violencia, para la transformación de las violencias.

De acuerdo con Barrero (2011), en la estructura de las relaciones sociales en Colombia, las élites en el poder han incorporado mecanismos de control y dispositivos políticos, ideológicos, religiosos, culturales y educativos que se encargan de no reconocer el derecho del otro/diferente, y han promovido su eliminación, haciendo de la guerra un medio para mantenerse en el poder; adoptando así una trilogía del horror que implica, según el autor, un gusto por la eliminación: una estética de lo atroz, donde se sienten a gusto y placer con la muerte o desaparición física o simbólica de la otredad. Una Ética de la barbarie, donde se justifica moralmente la negación del conflicto armado y su consecuente crisis humanitaria e institucional, con lo cual se niega a las víctimas su condición histórica de sujetos de derechos. Y, por último, un cinismo colectivo que se constituye como correlato moral de la impunidad, que logra instalar en la memoria social un sofisticado mecanismo de ocultamiento sistemático de la verdad. 

Es importante anotar que si bien a la violencia y a la guerra se articulan emociones que legitiman la venganza y la retaliación, también la construcción de la paz implica la generación de emociones asociadas al perdón y procesos activos con los actores sociales que conduzcan a la reconciliación. Este punto lo abordo en la segunda parte del texto, en la que hago presente la voz de víctimas y personas afectadas directamente en el conflicto armado, cuyas voces emergen de dos procesos investigativos desarrollados en los años 2007 y 2012 en la región del Oriente Antioqueño y el sur de Córdoba. Finalmente, en la tercera parte desarrollo una reflexión sobre las condiciones en las cuales el trabajo de intervención social es posible y necesario, para facilitar emociones, actitudes y acciones en relación con el perdón, sin hacer una afrenta a la dignidad de las víctimas, puesto que parten del paradigma Gandhiano de la fortaleza y la consciencia moral de quien perdona (Gandhi, 2008); siempre en dirección a generar unas condiciones de empoderamiento, transformación subjetiva, recuperación emocional de los directamente afectados. Pero con la intencionalidad de deconstruir los discursos políticos, narrativas de memoria y dispositivos emocionales que legitiman la violencia, la venganza y la guerra; que algunos grupos desde lugares de poder promueven con el objetivo de exacerbar creencias grupales, que enmarquen la situación como injusta, con el fin de convertir esa percepción de injusticia en motivo para mantener la violencia política, responsabilizando al grupo adversario de la situación, con el fin de deslegitimarlo (Barreto, Borja, Serrano & López, 2009). Desde una lógica noviolenta, la acción desde el perdón desarrolla marcos emocionales de carácter psicosocial y político que apuntan a la paz y la reconciliación. 

De la construcción de la rabia colectiva, la legitimación del odio y la venganza. 




https://n9.cl/o7nxb
                                   Tomado de:https://n9.cl/o7nxb

Un campo de investigación poco explorado, que es importante abordar con profundidad tiene que ver con los estudios sobre la provocación intencional de emociones colectivas y la legitimación política de narrativas que incitan al mantenimiento de las diferencias, la perpetuación de los conflictos, la construcción y exacerbación del odio y la legitimación de la violencia como una forma de responder a las acciones (reales o imaginarias) que el otro, un posible enemigo, ha perpetrado contra un nosotros construido como identidad social. Si bien muchos de los estudios que se han hecho sobre este tema se han  desarrollado en el marco de los llamados “conflictos intratables”, que suelen tener motivos de identidad, etnia o religión, en Colombia y en América Latina, esto se ha hecho evidente en las estrategias de polarización que se desarrollan para desacreditar posiciones políticas alternativas, la construcción de la imagen de un enemigo que atenta contra la paz, la seguridad y la tranquilidad, y la generación de discursos que exigen toma de posición en los extremos (Martín-Baró, 1990; Barrero, 2011). 

Todo este tipo de procesos suelen desarrollarse a partir de relatos y movilización de emociones sociales donde ese otro/enemigo aparece como un “actor” que destruye la identidad, el estilo de vida, los valores, las tradiciones propias; y por lo tanto, debe ser eliminado para lograr así afirmar esa identidad colectiva, generando cohesión dentro de un endogrupo construido, que parece fortalecer lazos sociales y un sentido de pertenencia que se refuerza cada vez más en contraposición al otro/enemigo, con el cual no es posible, bajo ninguna circunstancia, establecer una relación de horizontalidad, una posibilidad de diálogo; sino simple y llanamente su derrota, su rendición, su humillación o su eliminación (Tajfel& Turner 2001; Gutiérrez 2007; Blanco 2008; Barreto, et al. 2009). 

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Por su parte, Daniel Bar-Tal (2000, 2003, 2007, 2008), afirma que una de las condiciones del mantenimiento del conflicto palestino-israelí es la construcción de memorias victimistas, centradas en lo que ambos pueblos han sufrido históricamente y la visión del otro como enemigo absoluto y causante de todos sus males; la imposibilidad de ver el daño que se le inflige al contrario y la utilización de narrativas históricas que legitiman la posesión de la tierra. Este autor caracteriza estos conflictos por su longevidad y violencia directa, que retroalimentan un ciclo interminable, combinado con las emociones y las creencias. Cuando hay víctimas, especialmente civiles inocentes, cada parte empieza a culpar a la otra por su maldad. Y, a su vez, justifica su acción como una retaliación. Este punto le permite afirmar al autor, junto con Zembylas&Bekerman (2008), que analizan la disputa entre la etnia turca y la etnia griega en Chipre, que estos conflictos tienen una base psicosocial que es necesario reconocer: un ethos que es transmitido, además, por el sistema escolar y los medios de comunicación, unas orientaciones emocionales vinculadas y una memoria colectiva.

En Colombia, Cárdenas (2013) documenta específicamente cómo las actitudes se ven influenciadas por el papel de los medios de comunicación y los actores del proceso en la construcción mediática de la realidad política, que en muchos casos promueven el mantenimiento del conflicto armado, de tal manera que se construyen dimensiones reales e imaginadas que pueden contraponerse; percepciones subjetivas de la realidad acompañadas de sentimientos utópicos o del deber ser, que pueden ir acompañadas de optimismo o pesimismo, esperanza o decepción, conformismo o inconformismo, que legitiman, en algunos casos la percepción de las guerrillas como el enemigo y todo lo que apunte a su eliminación se hace tolerable y permisible; siempre y cuando se pueda exterminar ese mal que se ha encarnado en esta agrupación. Lo cual en algunos casos incluye a posiciones políticas disidentes, críticas del status quo (Barrero, 2011). 

En Colombia las múltiples experiencias de construcción de paz desde abajo: comunidades de paz, asambleas por la paz, movilizaciones sociales, procesos locales de reconciliación, procesos campesinos, indígenas y afros, de resistencia y autodeterminación (Hernández, 2008; Barbero Domeño, et. al. 2006); las acciones de las mujeres en diversas regiones del país, todos en una lógica noviolenta, y la mayoría de ellos con propuestas de perdón y reconciliación, son una prueba de los procesos y dinámicas que desarrolla la gente para construir paz desde abajo, en contraposición a los discursos que legitiman la guerra, generando escenarios para la reconstrucción del tejido social.   

Problemas a resolver:

1. ¿Cómo podrías aceptar, si fueras víctima de Alias “Jorge 40”, el nombramiento de Jorge Rodrigo Tovar en la Coordinación de víctimas del Ministerio del Interior? 
2. ¿Cómo podría el Presidente Duque enviar un mensaje de reconciliación, a las víctimas de los para-militares, con el nombramiento del Doctor Jorge Rodrigo Tovar al frente de la Coordinación de víctimas del Ministerio del Interior? 

3. El general retirado Luis Mendieta, víctima de las Farc durante el conflicto interno, aseguró que gran parte de los colombianos no están preparados para la paz y la convivencia. “Salen críticos a objetar el nombramiento del hijo de Alias “Jorge 40”, pero están de acuerdo con que criminales de lesa humanidad, criminales de guerra de las FARC estén en el Congreso legislando”. Si eso piensa el General, ¿Qué se podría argumentar en favor de lo que hacen los Representantes a la Cámara y Senadores de las F.A.R.C., hoy en día, en el Congreso de la República?
 
4. ¿Cómo podría el Senador Álvaro Uribe Vélez poner en práctica la recomendación que nos hace el Apostol Pablo, en Corintios 5:18-20, cuando nos dice que Dios nos ha dado el ministerio de la reconciliación? El apostol nos llama “embajadores de Cristo” para compartir el mensaje de reconciliación con los demás. ...En la Biblia, la reconciliación con los demás acompaña la reconciliación con Dios.

5. En el Corán, 8:1, se lee: “Tengan temor de Dios y solucionen sus conflictos”. Igualmente, en 4:114, se lee: “En la mayoría de las conversaciones secretas no hay ningún bien, excepto las que sean para coordinar una ayuda social, hacer una buena acción o reconciliar entre las personas. A quien lo haga anhelando complacer a Dios, lo agraciaré con una grandiosa recompensa.”

Si pretendieras convencer "al buen hombre que hay dentro" del Senador Uribe, para que se reconciliara con su prójimo, ¿Con qué herramienta lo harías, con la palabra de Yavhé o con la del Todopoderoso Al-lah? Explica tu respuesta.

Los derechos humanos necesitan religión

Muchos activistas de derechos humanos son laicos y ven a la religión como un problema, en vez de como una aliada. Aunque es cierto que la religión frecuentemente presenta importantes desafíos, también le ofrece al movimiento de los derechos humanos una esperanza de renovación, así como más legitimidad e impacto.


By: Larry Cox


Los derechos humanos y la religión se necesitan mutuamente. Aunque es posible que la universalidad de los derechos humanos requiera una presentación laica, la verdadera potencia del movimiento de los derechos humanos proviene de sus dimensiones inherentes religiosas. Cuando los activistas de derechos humanos de nuestros días reconocen y crean vínculos con esas dimensiones, obtienen fuerza, nuevas alianzas y el aumento de legitimidad a nivel mundial que tan urgentemente necesitan. 

Como evidencia preliminar, podemos recordar que muchas de las batallas en favor de la libertad y la dignidad en el mundo tuvieron a personas profundamente religiosas como líderes, incluidos Oscar Romero de El Salvador, Mahatma Gandhi de la India, Shirin Ebadi de Irán, Martin Luther King de los Estados Unidos (EE. UU.) y Aung San Suu Kyi de Birmania/Myanmar.

A woman carries a sign with photos on the march to honor Martin Luther King Jr (San Francisco, 2013). Steve Rhodes/Demotix All Rights Reserved.

Éstos y otros creyentes han tenido una participación activa desproporcionada en los movimientos en favor de los derechos y la justicia social. Lo hacen porque con frecuencia su fe es lo que les da la inspiración moral, la legitimidad popular y la fortaleza interna para soportar grandes sufrimientos. Consecuentemente, la acción con base en la fe ha sido, y sigue siendo, una de las principales fuerzas que socavan los sistemas políticos represivos en todo el mundo.

Las religiones y los derechos suelen converger porque ambos creen en eso que la Declaración Universal de Derechos Humanos llama “la dignidad inherente” de “todos los miembros de la familia humana”. Como la Declaración, la mayoría de las religiones predica el amor por todos los seres humanos y la necesidad de actuar cuando se está violando la dignidad humana.

Los derechos humanos y las religiones también coinciden en afirmar que esta dignidad, y los derechos que se requieren para protegerla, no es una invención de los seres humanos o los gobiernos, sino que está presente en todos y cada uno de nosotros desde el momento en que nacemos.

Dadas estas afinidades, es a la vez sorprendente y trágico que las relaciones entre la religión y los derechos humanos sean problemáticas tan frecuentemente, en particular en tiempos recientes.

Desde Irlanda del Norte hasta el Vaticano, Siria y la República Centroafricana, las figuras y las interpretaciones religiosas a menudo contribuyen visiblemente a los abusos. Con frecuencia, los defensores de las estructuras y comportamientos injustos utilizan la religión para suprimir las voces valientes que piden cambio, para crear divisiones, para justificar la opresión y para violar los derechos de la población vulnerable.

Ciertamente, algunas de las expresiones más espectaculares del fervor religioso provienen de grupos que promueven la violencia, la intolerancia, la misoginia y la homofobia. En los EE. UU., por ejemplo, el activismo religioso se asocia frecuentemente con ataques a los derechos de las mujeres y la población LGBTQ, la investigación científica y las críticas al capitalismo no regulado.

Consecuentemente, los medios y muchos académicos suelen ignorar las expresiones progresistas de las religiones y ven la fe como una expresión de superstición, fanatismo o conservadurismo.

Muchos defensores de derechos humanos comparten esta visión y ponen énfasis en la naturaleza laica del trabajo de los derechos humanos. Entre otras cosas, señalan que la Declaración Universal no contiene referencias a Dios o a la fe. Los redactores de la Declaración hicieron esto intencionalmente para hacer posible que individuos de cualquier religión, o sin religión, aceptaran el documento.

Como resultado, muchos defensores de derechos humanos ven el laicismo como elemento clave para la eficacia de la Declaración. En palabras del eminente académico jurídico Louis Henkin: “La ideología de los derechos humanos es una ideología completamente laica y racional, cuya posibilidad de éxito como ideología universal depende de su laicidad y racionalidad”. 

Los profesionales de derechos humanos, muchos de ellos abogados en ONG nacionales o internacionales, típicamente hablan con otros profesionales de organizaciones no gubernamentales, gobiernos y organizaciones intergubernamentales. 

Aunque los sitios web de Human Rights Watch y de otros grupos con posiciones similares incluyen abundantes ejemplos de indignación moral, raramente se les vincula con algún intento de movilización social, incluso entre las comunidades religiosas. El mensaje tácito es que las acciones en favor de los derechos humanos se deben dejar en manos de las organizaciones intergubernamentales, los gobiernos liberales, los medios vigilantes y los profesionales laicos.

La división cada vez más marcada entre los profesionales de derechos humanos y la religión tiene un costo elevado. Al representar a los derechos humanos como algo laico, legalista y que es propiedad de los profesionales, los trabajadores de derechos humanos los alejan de las multitudes, cuyas acciones son necesarias para mover a los gobiernos. 

Para mejorar los derechos humanos, la participación del público general es necesaria, incluida la de las personas cuyos derechos se violan más. Y sin embargo, es poco probable que incluso las víctimas de los peores abusos establezcan una conexión con un concepto y con organizaciones que parecen no tener relación, o incluso parecen ser hostiles, con las religiones que les brindan consuelo, fortaleza, significado y ayuda práctica. 

Los grupos de derechos humanos están conscientes del poder de la religión, pero sus esfuerzos para establecer un vínculo con dicho poder son notablemente limitados. Consideremos el caso de Amnesty International USA, una agrupación de la sociedad civil creada en torno al principio de movilizar al público para que emprendan acciones. Aunque tienen muchos programas para acercarse al público, todos se dirigen a los estudiantes, los profesionales, los abogados, los educadores y los jóvenes. Es notable que ni un solo de esos programas está dirigido a los líderes o las comunidades religiosas.

Esta falta de contacto con las religiones estadounidenses no se debe solamente a la distancia entre los derechos humanos y los líderes religiosos, sino también a la distancia que establecen los líderes de derechos humanos con las dimensiones inherentes religiosas de sus propias ideas. 

Estas dimensiones religiosas de los derechos humanos no dependen de creencias religiosas o visiones específicas sobre la naturaleza y la existencia de un Dios. Como señala el académico jurídico Ronald Dworkin, una religión es cualquier visión del mundo que “sostiene que hay un valor objetivo e inherente que lo impregna todo, que el universo y sus criaturas inspiran asombro, que la vida humana tiene un propósito y el universo, un orden”. 

Sin decir por qué, la Declaración Universal afirma que cada ser humano nace con un “valor objetivo” de dignidad y derechos, y que éstos transcienden al individuo. Esta dignidad inherente nos conecta con todos los demás seres humanos y, de ese modo, con el orden y el propósito de nuestro mundo. Implícitamente, esto también conecta los derechos humanos con virtualmente todas las tradiciones religiosas, incluidas tanto las que creen en un Dios teísta como las que no lo hacen.

Más importante aún, las personas que luchan por los derechos humanos con frecuencia experimentan este sentido inherente de conexión. Esta experiencia personal, individual y poderosa les da a los derechos humanos su poder social y significado plenos. Esta experiencia, que sienten tanto los activistas religiosos como los laicos, explica el valor de un estudiante parado frente a un tanque chino en la Plaza de Tiananmen, el de una mujer parada por sí sola con un letrero que dice “Reconozcan los derechos de las mujeres” en una plaza saudí y el de todos aquellos que arriesgaron valientemente sus vidas por los derechos, desde El Salvador hasta Sudáfrica y el Tíbet. 

Es importante --vitalmente importante--, traducir la experiencia interna de los derechos en las leyes. Sin embargo, si la traducción legal niega esta experiencia trascendental, la fuerza y legitimidad de las leyes se ve significativamente reducida.

Esta pérdida, que es más fácil de ver que de medir, es lo que ha contribuido a las palabras recientes del británico Stephen Hopgood sobre “los últimos días de los derechos humanos”.

La falta de conexión también representa una gran pérdida para la religión. El poder de la religiones, que a nivel mundial no muestra señales de estar disminuyendo, proviene de los símbolos, rituales y textos que capturan la realidad sagrada y trascendente que experimentan las personas. Necesitamos derechos humanos que protejan la expresión de este poder, y que defiendan ante su abuso. 

Como explica el académico Abdullahi An-Naim, los derechos humanos también son necesarios para salvaguardar el derecho de los creyentes a desafiar la ortodoxia religiosa y los intentos de identificar a las religiones como violadoras de derechos. Al aprobar leyes basadas en los derechos humanos, el Estado ayuda a que las diferentes comunidades religiosas, así como los integrantes de una misma comunidad pero con interpretaciones diferentes, vivan juntos en un espacio político compartido. Y mediante el esfuerzo por alinear sus valores con los estándares de derechos humanos, las religiones crecen en maneras que son esenciales para su vitalidad. 

Para tener una idea de cómo han trabajado juntos la religión y los derechos humanos, tomemos en consideración el movimiento de derechos civiles de los EE. UU. Como han registrado los historiadores, muchas de las personas que lucharon por los derechos civiles y constitucionales en Estados Unidos pensaban que su movimiento era un suceso religioso. Lo mismo ocurre hoy en día con el notable Moral Mondays Movement (Movimiento de Lunes Morales) que moviliza a miles de individuos cada semana para que enfrenten el riesgo de ser arrestados y luchen contra la supresión del voto, la injusticia económica y otras violaciones en Carolina del Norte.

En 2007, se pudo observar el poder transformador de la religión en Birmania/Myanmar, cuando miles de monjes budistas se unieron a las protestas y dejaron de prestar servicios espirituales al personal militar. En 2010/11, activistas con motivaciones religiosas más allá de la Hermandad Musulmana desempeñaron funciones clave en el Despertar Árabe. Como señala el profesor de Yale Seyla Benhabib, “Así como los seguidores de Martin Luther King fueron educados en las iglesias de negros en el sur de los Estados Unidos... así las multitudes en Túnez, Egipto y otros lugares se nutren de las tradiciones islámicas de la Shahada, el acto de ser un mártir y testigo de Dios al mismo tiempo”.

Tristemente, los EE. UU., Myanmar y los países de Medio Oriente también demuestran cómo el poder religioso, cuando no está vinculado a los compromisos de derechos humanos, se puede volver demoníaco. Ya sea que se trate de la derecha religiosa estadounidense que demoniza a la población LGBT y otras comunidades, de los grupos budistas en Birmania que matan musulmanes o de la Hermandad Musulmana en Egipto que utilizó el poder estatal para atacar la democracia, los daños que causan las organizaciones en nombre de la religión son con frecuencia terroríficos. 

Luchar contra la opresión basada en la religión es complejo y urgente. Los grupos religiosos ultraexcluyentes a menudo reciben con agrado las críticas de los laicos, ya que las presentan como un ataque a la fe en sí misma. Como resultado, algunos de los esfuerzos más exitosos contra la opresión con bases religiosas proviene de correligionarios que creen en los derechos humanos, como la Network of Engaged Buddhists (Red de Budistas Comprometidos), la T’ruah judía, la organización cristiana Faith in Public Life (Fe en la Vida Pública), el movimiento musulmán Musawah y muchos más.

Las agrupaciones de derechos laicos deben apoyar, proteger y aprender de estos aliados religiosos. Más importante aún, los trabajadores de derechos humanos laicos deben redescubrir la fe y los valores que tienen en común con las religiones, y trabajar juntos en movimientos que se nutren de la mejor parte de los derechos humanos y de las religiones.

Al reunir la fe y los derechos humanos a lo largo del mundo, podemos reemplazar los “últimos días” de los derechos humanos con días de crecimiento, renovación y resurgimiento. 

Tomado de:

Larry Cox (2014), Ex Secretario General Adjunto de Amnistía Internacional, es Co-Director de Kairos: the Center for Religions, Rights and Social Justice (Kairos: Centro de Religiones, Derechos y Justicia Social) del Union Theological Seminary. https://www.openglobalrights.org/human-rights-must-get-religion/?lang=Spanish

 Con base en el texto: "los derechos humanos necesitan religión", realiza las actividades 1 y 2. 

Actividad 1.

Fecha de entrega: 14 de septiembre

    1. Realizar un mapa conceptual que sintetice o resuma las ideas fundamentales del texto.

     2. Consultar los conceptos: Derechos humanos, dignidad humana, misoginia, homofobia, superstición, conservadurismo, fanatismo, laico (de donde vienen laicismo y laicidad), 

     3. Según el autor, ¿en qué aspectos coinciden la religión y los Derechos Humanos y de qué manera se podrían complementar?  

     4 . Expresa tu opinión, argumentando razonadamente en favor o en contra de la siguiente afirmación: “muchos de los principios de dignidad humana, igualdad, respeto por la vida, la individualidad y amor a las comunidades; que se encuentran en los derechos humanos, tienen como fuente inspiración, principios religiosos como el amor al prójimo, la caridad y hacer a los demás lo que quisiéramos que nos hicieran (llamada la regla de oro)”

          5. Según el autor, por qué es importante la participación del público en la aplicación, divulgación y mejora, de los derechos humanos. Estás de acuerdo o no con lo que él expresa. Argumentar.

Actividad 2.

Fecha de entrega: 9 de octubre


1. Qué factores son los que han hecho que se genere división entre los derechos humanos y la religión.

2. La división cada vez más marcada entre los profesionales de derechos humanos y la religión tiene un costo elevado. Al representar a los derechos humanos como algo laico, legalista y que es propiedad de los profesionales, los trabajadores de derechos humanos los alejan de las multitudes, cuyas acciones son necesarias para mover a los gobiernos. Teniendo en cuenta, la anterior afirmación, sustenta ¿por qué según el autor es peligroso, separar (dividir) la religión de los derechos humanos?

3. Derechos humanos artículos 16 y 18:

Artículo 16. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.

Artículo 18. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Con base en anteriormente planteado. Consideras que las religiones defienden o no, los derechos expresados en estos dos artículos. Sustentar.

4. “Los Derechos Sexuales, que se inspiran en los derechos humanos, se refieren a la libertad de las personas para ejercer su sexualidad de manera saludable, sin ningún tipo de abuso, coerción, violencia o discriminación. La sexualidad comprende la actividad sexual, las identidades de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción.”

Consulta y sustenta las razones por las cuales, muchas religiones NO están de acuerdo con tales derechos y qué propuestas podrías plantear para encontrar puntos de conciliación entre estas posturas.

5. Expresa tu opinión, argumentando razonadamente en favor o en contra de la siguiente afirmación:

“Al reunir la fe y los derechos humanos a lo largo del mundo, podemos reemplazar los “últimos días” de los derechos humanos con días de crecimiento, renovación y resurgimiento”

 Primer periodo.

Actividad 2. 

Leer las páginas 3 y 4 (en el escrito aparecen como páginas 85 y 86) del documento “El hecho religioso y su valoración
A partir de la lectura:
     1. Realiza un mapa mental que sintetice las dos páginas asignadas para lectura (páginas 3 y 4)
     2.  Según la lectura… Durkheim se centra en pensar en el papel funcionalista de la religión. Es decir, su utilidad en la sociedad. En este sentido, la religión sería importante para a) controlar la sociedad, b) establecer relaciones entre las personas, c) encontrar formas de explicar la realidad y d) hallar sentido a la existencia.
     Plantea ejemplos de cómo la religión, en la sociedad actual, sirve para:
a)       controlar la sociedad, b) establecer relaciones entre las personas, c) encontrar formas de explicar la realidad y d) hallar sentido a la existencia (un ejemplo para cada caso)
    3.  Sustenta, con base en las ideas de Weber, cuáles serían los peligros si llegase a desaparecer la religión en las sociedades.
    4. Se dice que la religión tradicional era muy colectiva, se centraba en el encuentro en comunidad y que, en la actualidad, la religiosidad es un asunto más privado, individual, en el que el centro es cada vez más el ser humano. Presenta al menos tres argumentos -a favor, -en contra o- en parte a favor y en parte en contra de esta afirmación.

     5. Explica lo que a tu modo de ver ha generado el cambio de lo religioso de lo colectivo, hacia lo privado y centrado en el ser humano. 

     Fecha de entrega: 10 de julio de 2020
1. En el correo de entrega, EN EL ASUNTO, mencionar el grupo al que pertenecen y el número de la actividad que se envía.
2. RESPETAR las fechas de envío de las actividades. 
Correo de envío de actividades: MCBERMUDEZ@ieinemcali.edu.co

 Actividad 1

1. Leer las dos primeras páginas. El Hecho religioso y su valoración. 
2. Elaborar un mapa conceptual que sintetice la parte leída del escrito (Cómo se hace un mapa conceptual, mental y cuadro sinóptico)
3. Elaborar dos preguntas clave, a partir de lo que plantea el texto
4. Explica en tus palabras el siguiente fragmento del texto: 
"Podemos decir sin mucha exageración que la religión está de moda, aunque estas palabras, formuladas en un tiempo de secularización e incredulidad, suenen paradójicas y extrañas. «Desde el punto de vista religioso -se ha escrito hace pocas décadas- la humanidad ha entrado en una larga noche que, a medida que van pasando las generaciones, se hace cada vez más oscura»"
5. Con base en la lectura responde... ¿Cuál es el rol actual de la religión que se le otorga a la religión en la actualidad? 
6. Estás de acuerdo o no, con la idea de que el ser humano podría llegar a superar la religión a ya no ser más necesaria para su control, comportamiento y explicación de la vida. Sustentar ampliamente. 
Fecha de entrega: 19 de mayo.

Entrega de actividades: 

1. En el correo de entrega, EN EL ASUNTO, mencionar el grupo al que pertenecen y el número de la actividad que se envía
2. RESPETAR las fechas de envío de las actividades, que aparece en el cronograma, abajo. 
 Correo de envío de actividades: 
MCBERMUDEZ@ieinemcali.edu.co




3 comentarios:

  1. Y el correo para enviar las tareas ademas ese taller ni se sabe para que cuaderno va por lo que veo solo dejaste taller en religion 😳

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    1. Hola Mercy... aún estoy organizando el cronograma y medio de entrega, para ética y religión (son las que me faltan). En la tarde de hoy ya estará listo. Saludos.

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